Hay que mirar lejos
Desde lo alto del Rooftop-Bar, la mirada se detiene sobre los coloridos tejados de la ciudad. En la montaña, la mirada se pierde en la abundancia de cumbres alpinas – con estas vistas, los ruidos de la ciudad se alejan y pierden fuerza. Tan cerca del cielo se sueña mucho mejor. Además, según el tiempo que hace en cada momento, la vista cambia, el horizonte se aleja o se acerca más. Lo que no cambia es la excepcionalidad del instante.
Sobre los tejados
Sobre los tejados la sensación de libertad quizás no sea tan completa que cuando volamos sobre el paisaje en globo, pero algo no cambia: la sensación de ver muchas cosas más claras, de poner todo en perspectiva y relativizar los posibles problemas que nos impiden estar tranquilos. Hay numerosos locales en la ciudad con terrazas que permiten contemplar la ciudad a vista de pájaro.
Sobre los valles
¿Para disfrutar de unas vistas excepcionales hay que tener una forma física excepcional? ¡En absoluto! La impecable infraestructura de la región Innsbruck permite subir a lo más alto sin necesidad de cansarse. Gracias a los remontes y funiculares se puede llegar a la cumbre y disfrutar de vistas increíbles sin material especial de montaña.