El emperador Habsburgo Maximiliano I
Reinaron en Europa poco más de 800 años, fue la dinastía reinante más poderosa y marcaron para siempre la historia mundial: expansiones territoriales, progreso, guerras, política matrimonial y el título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico caracterizaron su largo reinado – y fueron también el motivo de su declive.
La famosa Casa de Habsburgo dejó también su huella en Innsbruck. El Palacio Imperial, la Iglesia de la Corte, el Tllo ejadide Oro o el castillo de Ambras son valiosos testimonios de aquel tiempo. Los cambios políticos y económicos también marcaron la ciudad de manera decisiva. Cuando el emperador Maximiliano I (1459-1519) eligió a Innsbruck como el centro económico y político de su enorme reino en el año 1500. Y no fue por casualidad: el emperador Maximiliano I era un apasionado aventurero al que gustaban la caza y el paisaje alpino del Tirol.
El cenotafio
Con el paso de los años, el emperador empezó a preocuparse por su legado. Quería inmortalizarse, y por ello encargó un gigantesco monumento fúnebre – en el cual finalmente nunca se enterró a nadie. La construcción de la Iglesia de la Corte que tenía que albergar el monumento finalizó 40 años después de la muerte del emperador Maximiliano I.
28 impresionantes figuras de bronce – conocidas como “Schwarze Mander” – rodean ahora la tumba vacía del emperador. Los grandes relieves de mármol del cenotafio muestran el emperador Maximiliano I como soberano y fundador del imperio de la Casa de los Habsburgo. El emperador finalmente fue enterrado en castillo de su padre en Wiener Neustadt.
El Tejadillo de Oro
Para el emperador Maximiliano I el prestigio y la ostentación eran muy importantes. Dos características muy típicas de su época. Igual que hoy, el oro, la opulencia y el lujo son atributos que envían un mensaje muy claro: yo soy una persona importante. Este fue el motivo por el cual quería uno de sus lugares favoritos de Innsbruck, la logia de su mirador de la plaza principal, destacara claramente en medio de las casas del centro, y mandó cubrirla con 2.657 tejas de bronce doradas al fuego. Con ello conseguía su objetivo – atraer todas las miradas. Hasta hoy el Tejadillo de Oro es el símbolo de la ciudad. En el relieve del Tejadillo de Oro figuran el emperador Maximiliano I, sus dos esposas, su bufón y su cortesano, así como una representación de la vida en el año 1500.
El emperador Maximiliano I era también un visionario: entre los años 1490 y 1520 renovó por completo el casco antiguo siguiendo sus reglamentos de construcción. Esto significaba que solamente se podían edificar casas de piedra con paredes cortafuego. Gracias a ello, la ciudad se ha conservado en perfecto estado durante siglos y sigue luciendo en todo su esplendor sin haber perdido nada de su encanto.
El castillo de Ambras
Lo que empezó como un castillo medieval se convirtió en el siglo XVI en un elegante castillo renacentista con espléndidos jardines. Allí vivía el archiduque Fernando II (1529-1595) con su esposa, la bella Philippine Welser.
Durante sus años en el castillo mandó construir uno de los museos más antiguos que todavía se conservan donde se expone ahora su extensa colección de armaduras, armas, obras de arte y curiosidades. La espléndida sala de fiesta del castillo alberga durante los meses de verano extraordinarios conciertos.
El Palacio Imperial
El “pequeño Schönbrunn de los Alpes” - así es como la emperatriz María Teresa (1717-1780) llamaba el Palacio Imperial de Innsbruck, después de remodelarlo de acuerdo con el estilo barroco. El castillo medieval que antes ocupaba el lugar ya no le parecía contemporáneo. En el año 1765, su hijo celebró su boda con una fiesta que duró varias semanas. Las festividades, pero, acabaron bruscamente por la inesperada y repentina muerte de su esposo, el emperador Francisco I Esteban. La sala de los gigantes del Palacio Imperial tuvo que ser reconvertida en un velatorio improvisado. La sala muestra en la actualidad impresionantes frescos en el techo, obra de F. A. Maulbertsch, y retratos de la familia imperial. En la segundo mitad del siglo XIX, se cambiaron todos los muebles de los apartamentos imperiales para la emperatriz Isabel, de acuerdo con los gustos y la moda de la época. Una visita al palacio permite acercarse al mundo de los Habsburgo y su época. Con la tarjeta Innsbruck Card, la visita es gratuita.
EL LEGADO DE MAXIMILIANO FUERA DE INNSBRUCK
Abadía y colegio bajo un mismo techo histórico
En la cripta de los príncipes de Tirol de la abadía de Stams, situada a unos treinta quilómetros de Innsbruck, descansan los restos mortales de la segunda esposa de Maximiliano, Bianca María Sforza, que falleció a los 38 años. En los años 1680, la abadía le dedicó una estatua dorada que se instaló en la espléndida cripta imperial. La abadía de Stams fue también el escenario de un histórico encuentro entre el emperador Maximiliano y el sultán del Imperio Otomano, Bajezid II, que sirvió para asentar las bases de la paz entre el mundo occidental cristiano y el Imperio Otomano. A partir del 12 de abril de 2019, la abadía de Stams albergará una exposición especial sobre la relación del emperador Maximiliano con la abadía. Actualmente, la abadía sigue activa como monasterio cisterciense y sede de un interesante museo. También alberga diferentes colegios, entre ellos la escuela superior Skigymnasium Stams, una escuela privada que ha formado más de 300 ganadores de medallas olímpicas y mundiales, y que es todo un referente en la historia de los éxitos en los deportes de invierno de los atletas austriacos.
El emperador Maximiliano salva una especie de trucha
Las actividades al aire libre más queridas del emperador Maximiliano fueron la pesca, la caza y la escalada. La pesca y la caza las practicó sobre todo en Kühtai y en el valle Sellrain. Como las aguas de alta montaña tenían poca pesca, Maximiliano introdujo truchas de río en los lagos alpinos, como en el lago Gossenköllesee en Kühtai, a 2.400 metros. Actualmente, todas las truchas de río presentan una mezcla genética, excepto las del lago Gossenköllensee. Las especies introducidas por el emperador Maximiliano procedían todas de la cuenca del Danubio y no se han mezclado con otras especies de truchas de río. Así, estas truchas se han convertido en una especie de reserva genética de las truchas de río – ¡todo gracias a la afición del emperador Maximiliano.
Un castillo de caza de tiempos de Maximiliano
El castillo de caza “Jagdschloss Kühtai” recuerda a los tiempos imperiales de Maximiliano I, cuando se alojó allí durante sus numerosas partidas de caza de gamuza. La forma del castillo recuerda a la de una granja típica de la parte superior del valle del río Inn – espléndidos decorados incluidos. Actualmente el castillo alberga un acogedor hotel, pero hasta el año 2015 era propiedad del bis-bisnieto del emperador Francisco José y Elisabeth (Sisi) de Austria. Nuestra recomendación: la terraza del hotel para tomar el sol y disfrutar de una taza de café mientras contempla unas vistas espectaculares sobre las montañas.