No hay fiesta sin tiradores
Hombres con artísticos sombreros con adornos de pelos de gamuza y plumas que apuntan al cielo: una señal inequívoca de que los tiradores se han puesto en marcha. Si se topa con un grupo de hombres vestidos con pantalones de cuero, trajes típicos y escopetas, no se sorprenda. Los tiradores tiroleses son parte imprescindible de todas las fiestas populares y celebraciones típicas. Vienen en grupo, disparan salvas y dan a cualquier evento un entrañable aire tirolés. Casi cada pueblo de Tirol tiene su propia compañía de tiradores. Se trata de una tradición centenaria cuyo origen proviene de cuando los tiradores se encargaban de la defensa del país. También jugaron un papel destacado en las grandes batallas que se libraron en la montaña Bergisel, cerca de Innsbruck, famosas por el destacado papel desempañado por el héroe nacional, Andreas Hofer. La historia de estas grandes batallas está muy bien representada en el lugar donde fueron libradas: la pintura gigante panorámica en el museo Tirol Panorama en Bergisel muestra con gran detalle la batalla de Bergisel sobre un lienzo de 360 grados. Hoy en día, los trajes típicos, los sombreros y las escopetas de los tiradores se exhiben para fines puramente festivos. Para ver en directo una de las actuaciones de las compañías de tiradores, solamente tiene que acudir a alguna fiesta popular con competición de tiro, celebraciones de días festivos religiosos y procesiones solemnes. No hay todavía una gran presencia de mujeres en estas compañías de tiradores, pero si observa con atención, seguro que verá algunas de ellas vestidas con espléndidos trajes típicos. Ellas son las encargadas de vender vasitos de aguardiente a los espectadores.
Tañido de campanas – la música de los Alpes
Cada día se escucha el sonido de campanas en los pueblos alpinos. Música casi celestial para algunos visitantes, sorpresa para otros. Es un sonido que forma parte de la vida diaria de los habitantes: por la mañana, al mediodía y por la noche. En los pueblos rurales, las campanas repican ya a las seis de la mañana, en la ciudad suele ser a las ocho. Esta tradición se remonta a aquellos tiempos cuando el tañido de campanas señalaba el momento del día de hacer una pausa en el trabajo y rezar una oración. Las campanas repican también todos los viernes a las tres de la tarde, en recuerdo a la hora de la muerte de Cristo. Teniendo en cuenta la gran importancia que han tenido, y que tienen, las campanas en la vida cotidiana de los habitantes de muchas regiones, no es de extrañar que en Innsbruck se fundan campanas desde hace muchos siglos. La famosa fundición de campanas Grassmayr exporta sus artísticas creaciones a todos los rincones del mundo. Con algo de suerte, podrán observar el proceso de creación de una campana durante una visita al museo Grassmayr en Innsbruck.